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Si quieres solicitar un préstamo para una vivienda en construcción, hay que cumplir con una serie de requisitos previos, como ser el dueño del terreno en el que se va a edificar la casa y haber obtenido tanto la licencia de obras como el proyecto de obra correspondiente. Asimismo, contar con unos ahorros del 30% aproximadamente del valor total de la vivienda para afrontar el pago del 20 % que no cubre el banco y el 10% de los gastos derivados.
De ser así, podrás optar al llamado préstamo autopromotor.
En general este tipo de préstamos se parece mucho al préstamo hipotecario normal, ya que por ejemplo, el banco suele aportar hasta un 80% del valor total, al igual que ocurre en el caso de la compra de una vivienda construida. No obstante, aquí el valor se calcula como el valor de terreno, más el valor de la construcción que figura en la escritura de obra nueva, por lo tanto, cuando se constituye la hipoteca se establece el límite de crédito y el importe de la primera entrega.
Una vez que se ha formalizado la escritura del préstamo, el banco entregará una primera cantidad del importe, que suele coincidir con la constitución del préstamo, y el importe suele ser el porcentaje del valor de la parcela donde se va a realizar la construcción (normalmente entre un 40% y un 50%) y luego irá aportando distintas cantidades de dinero, en los determinados plazos pactados a medida que se avance en la obra. No obstante, antes de la entrega del dinero, una compañía tasadora tendrá que certificar cada fase de la obra terminada.
El plazo de amortización de este tipo de préstamo puede llegar hasta los 40 años aunque lo habitual es a 30 años, el periodo de carencia, es decir, el tiempo en el que el cliente no tiene que pagar sus cuotas, oscila entre los 12 y los 18 meses.
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